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Mi experiencia como R1, personal e intrasferible (o no)

Para dar comienzo a este texto decir que os habla una R1 del distrito Osuna, hasta la fecha con 6 meses trabajando, y mucha o poca experiencia dependiendo de como lo mires. Y digo que dependiendo de como lo mires porque a ver: experiencia como tal pues no puedes tener mucha, y menos como médico, si solo has trabajado 6 meses en tu vida. Ahora bien, la poca experiencia que hemos podido acumular (incluyo a mis compañeros) en este corto período de tiempo, en la vida nos la íbamos a poder imaginar.


Como “plato entrante” os digo que recuerdo las primeras semanas como una especie de limbo universitario. Estuvimos en la unidad docente, hicimos tours de centro de salud (porque después hay que elegir sitio y tutor), fuimos al hospital a firmar el contrato, nos dieron los uniformes, e hicimos dos semanas de cursos para “prepararnos” para urgencias (vamos que en la vida te vas poder preparar tú para lo que te espera después de eso, madre mía).


Total que mientras que hacías esas cosas y conocías a tus compañeros, aquello parecía una fantasía. Pero llegaron las primeras guardias , y la gente empezó a asustarse claro, yo la primera. Era frenético, una locura, nos decían que en verano la puerta de urgencias era más tranquila. Sí claro más tranquila, que no os engañen, ni el calor, ni el frío, ni la lluvia pueden hacer que la gente deje de ir a urgencias, bien porque están enfermos y se ponen en tus manos, o bien porque no han querido (o podido) ir a su centro de salud a que los vea su médico antes.


Total que tras un mes o dos por tu cabeza pasa la idea de abandonar, y entonces lo comentas con tus compañeros, que algunos ya se han convertido en tus mejores amigos aunque los conozcas desde hace dos semanas, y ellos están igual. A tomar viento, hago el mir de nuevo, no aguanto esto. Pues te tengo que decir que aguantas, aguantas y das la talla, y al final pues mira te acostumbras, la ansiedad pre-guardia cada vez es menos ansiedad y más cansancio, y las guardias van pasando. Porque qué queréis que os diga se aprende bastante (los adjuntos para tu grata sorpresa se te hacen cercanos y respiras tranquila al verlos por los pasillos), y al final de mes a todos nos gusta cobrar, y con el sueldo base no te pagas todos los libros, congresos y cosillas varias que te vas a tener que ir comprando aparte de tener una vida.


Ahora os hablo del centro de salud. Eso ya es otro rollo. No sé si porque yo soy fan de la medicina de familia o porque mi tutora es la mejor que hubiese podido elegir: Carmen, en Marchena, quedaros con el dato por si se ofrece a acoger más residentes, mejor que con ella imposible, os lo digo yo que llevamos 6 meses trabajando juntas y me ha enseñado más de lo que puedo pedir. Mirad yo en el centro de salud me siento como un pez en el agua.


El personal de enfermería de Marchena los mejores sin duda, cualquiera te ayuda y te enseña lo que necesites, las administrativas maravillosas, los celadores te hacen las guardias fáciles, las auxiliares son un encanto, las limpiadoras te alegran el día, los técnicos de ambulancia una piña, y los médicos mágnificos compañeros y profesionales.


De los resis mayores no hablo porque va a parecer esto un “peloteo” sin igual, pero es que lo merecen. Allí he hecho cirugía menor con Paco (enfermero), Telederma con Maria José (R4), extracciones, he dado citas en mostrador con Gracia (administrativa) y he estado en cursos de lactancia materna con nuestra matrona María Dolores. Estos son algunos ejemplos, pero podría enumerar muchísimos más que hacen que pensar en irme del centro de salud a rotar por el hospital me amargue un poco el día.


Hace unos meses los R1 teníamos que empezar a pasar la consulta de nuestro tutor "solos", y a algunos compañeros no les parecía un gran paso habiendo estado atendiendo pacientes en urgencias solos desde el primer día. Pero para mí era una gran responsabilidad, mi tutora es una gran profesional, su cupo está encantado con ella y yo tenía miedo de meter la pata día sí y día también.


Mi sorpresa ha sido que todo a ido sobre ruedas, supongo que aparte de lo que he estudiado por mi cuenta estos meses (poco, para qué nos vamos a engañar, siempre se puede hacer más), he aprendido sin darme cuenta. Carmen ha conseguido que haga cosas de manera automática sin tener que esforzarme, como mirar a los pacientes cuando entran por la puerta, revisar la medicación antes de que se vayan, preguntarles por sus familiares que también conocemos, porque sabemos que para algunos es importante, y al final empatizar con el paciente sin que suponga un esfuerzo.


En fin, que no me enrollo mucho, y que estoy contentísima de la experiencia de los seis primeros meses, con sus bajadas anímicas y de autoestima incluidas, porque ya aquí no se libran de mi.

(Adjunto una foto mía tras coger mi plaza, mi cara de felicidad no tiene precio)

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