Entrevista al Dr. Ayala Cardoso (C.S. Candelaria)
Cuéntanos un poco como te llamas, a qué te dedicas…
Bueno, mi nombre lo sabes ya, (risas). Yo soy Francisco Ayala Cardoso, soy médico de familia, trabajo en el centro de salud de Candelaria desde hace casi 3 años ya.
¿Por qué decidiste estudiar medicina?
Yo eso lo decidí desde pequeño, lo mío ha sido vocación siempre, nunca me he planteado otra profesión que no fuera médico.
¿Y hay alguna razón en concreto que te haya motivado a ello?
Motivo especial… La verdad es que no. Siempre me han gustado las profesiones de servicio. Me encantaba medicina pero no me hubiese importado ser policía o bombero… Una profesión de ayudar a los demás… Pero me encantaba la medicina, nunca me he planteado hacer otra cosa.
¿Por qué medicina de familia y no otra especialidad?
Pues en un principio me gustaban las quirúrgicas, cuando saqué el MIR pude haber hecho otra especialidad fuera de Sevilla, pero al final me decidí por medicina de familia porque me gustaba, había estado trabajando y me encantaba. Me parece un médico integral y al formarme la verdad que me encantó. Es una especialidad que me cautivó y me olvidé un poco de las quirúrgicas, sobretodo es el trato con el paciente, me encanta… Me encanta tratar con la gente.
¿Urgencias o consulta?
Consulta, sin duda. Las urgencias me parecen muy impersonales. Me gusta tratar con la gente, saber qué le pasa y después hacer un seguimiento de cómo están y como van evolucionando.
¿Qué dificultades has encontrado a lo largo de tu vida profesional?
Ufff… Dificultades… La primera, que te formas muy bien y te desaprovechan, por el tipo de contrato… Eres un médico muy bien formado y solo te quieren para que pases una consulta, no te quieren para nada más. Te tienen encasillado y da muchísima pena, gente tan bien formada como estamos los médicos de familia y que después se desperdicien “tirando pastillas”. Como médicos de familia podríamos hacer muchísimo más de lo que hacemos, y es algo que debemos intentar mejorar… A mí me da un sentimiento cuando veo a médicos de familia que se van fuera de Andalucía o de España… Es de las especialidades donde mejor formada esta la gente y se pierde gran parte de los potenciales que tenemos.
¿Qué les dirías a los estudiantes que se plantean especializarse en medicina de familia?
Yo les plantearía dos cosas: Primero, por vocación, si te gusta ser médico, es la especialidad más bonita, si te gusta ser especialista olvídate, porque aquí nunca te vas a especializar en nada. Vas a saber de todo pero nunca vas a ser especialista de nada… Pero si te gusta ser médico, ser una persona cercana, de conocer a toda la familia… Esta es tu especialidad. Además es la única especialidad en que la gente te dirá que eres SU médico, ese SU médico, es lo que más te llena, por lo menos a mí. Lo mismo hay gente que le gusta ser especialista y que sea don, a mí no me importa que me llamen don.
Y lo segundo, es el campo en el que vas a encontrar más facilidad a la hora de encontrar trabajo.
¿Qué te ha aportado trabajar en un centro de salud como Candelaria?
A nivel profesional, todo, aquí me encuentro comodísimo. Estoy realizando todo lo que he aprendido y no tengo problema a la hora de trabajar. Algunas veces me falta tiempo para realizar cosas que me gustaría hacer, pero por hacer, todo lo que quiero, a nivel médico, lo puedo hacer aquí.
¿Te gusta el tipo de población con la que trabajas?
Sí, sin duda. Estoy acostumbrado a trabajar con ella y me encanta, no me genera miedo, ni rechazo… Me parece que sinceramente es el mejor sitio donde puede trabajar un médico de familia.
Si tuvieras oportunidad de volver a elegir una profesión, ¿cambiarías?
No. Sin duda. Nunca me plantearía ser otra cosa que no fuera médico… Aunque algunas veces me arrepienta (risas), aunque luego es muy gratificante.
¿Por qué te arrepentirías?
Bueno, cuando viene un sin sabor, desagradable, una persona que se queja, cuando te matas a trabajar y ves una persona que te pone una reclamación que tú ves absolutamente injustificada… Te quita las ganas a veces, pero bueno, te dura un minuto. Siempre pesa más todo lo positivo que lo negativo.
