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Entrevista a Mansur, "mi residente mayor"


Mansur Buseif es R4, escogió Medicina Familiar y Comunitaria hace algo más de 2 años, y como yo, eligió el Hospital de Osuna y el Consultorio de Herrera para realizar su formación médica especializada, convirtiéndose desde mayo de este año en “mi residente mayor”.

Mansur nació hace 29 años en un campo de refugiados de la provincia de Tinduf, en el desierto del Sáhara. Es un lugar marcado por el conflicto, donde las condiciones de vida son duras. La mayoría de la población vive en tiendas, sin agua corriente, y depende casi totalmente de la ayuda internacional externa para subsistir.

Gracias al programa de Vacaciones en Paz, Mansur llegó por primera vez a España, con tan sólo 7 años de edad. Vacaciones en Paz es un proyecto humanitario llevado a cabo desde los años 80 entre España y el pueblo Saharaui y que promueve el acogimiento de niños saharauis, con edades comprendidas entre los 7 y 12 años, en hogares de familias españolas durante los meses de verano. Esta iniciativa surge con el objetivo de apartar a los niños temporalmente de las duras condiciones del desierto y derivadas del conflicto.

Años después, sus padres emigraron a España, vivió en Utrera, y posteriormente se marchó a estudiar Medicina en la Facultad de Zaragoza. Siempre había tenido claro que quería ser médico. Durante años, ha visto multitud de sanitarios trabajando duramente para ayudar al pueblo saharaui, que debido a las circunstancias geográficas de la zona, que dificulta el desarrollo de actividades encaminadas a generar ingresos, la situación política y su condición de refugiados, las oportunidades de empleo son limitadas, y se ven supeditados a depender casi totalmente de la ayuda humanitaria. Se siente profundamente agradecido y podría decirse “en deuda con la sociedad” por la ayuda recibida durante su infancia en los campamentos de Tinduf, y por la ayuda que continúan recibiendo sus familiares y compatriotas saharauis. Su sueño es ser cooperante internacional en su tierra, para de alguna manera, devolver con su esfuerzo la ayuda humanitaria que recibió en su día.

Escogió la especialidad de familia porque le permite desarrollar habilidades comunicativas, tratar al paciente en su conjunto, de una forma más cercana que en cualquier otra especilidad, y conocer y aplicar la medicina en toda su amplitud. En definitiva, la define como la “verdadera medicina”.

Quizá, el principal inconveniente derive del concepto que otros especialistas tienen de la especialidad de familia. Para algunos “sólo servimos para recetar y derivar”, aunque afortunadamente, parece que este pensamiento global está cambiando.

Para concluir, le he pedido un consejo: “Aprovecha cada rotatorio, porque lamentablemente todos se acaban y probablemente nunca más volverás a rotar por él”.


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