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REFLEXIONES DE R1 –R1 de MFyC


Comencé la andadura de la residencia en Mayo del 2018, a día de hoy han pasado más de 6 meses desde que empezó esta aventura, el tiempo ha pasado volando. En estas líneas intentaré dejar constancia de algunas reflexiones a las que he llegado en mi corta vida laboral, así como algún humilde consejo que me daría a mí mismo si volviera a empezar mañana; a fin de cumplir con el encargo del Distrito Sanitario de Sevilla de MFyC.

Siendo sincero, los inicios no han sido fáciles por más de un motivo. Puede que como algún que otro compañero, inicié la residencia con muchas dudas en mi cabeza, deseaba trabajar y probarme a mí mismo que tantos años de estudio podían terminar en buen puerto, que podía darme la oportunidad de intentar sacar adelante una especialidad que si bien no fue mi primera elección, siempre estuvo en mi mente como la especialidad más amplia y versátil en muchos sentidos, tal vez mi posible futura especialidad.

Siendo así comencé los primeros meses de trabajo, con mucha fuerza de voluntad e ilusión, siendo muy pronto consciente de una gran dualidad. Los días en la consulta pasaban rápidamente, creo que tuve muchísima suerte en mi Centro de Salud y cada día me alegro de haber tomado la decisión de ir allí. El equipo de profesionales del centro es gigantesco tanto en lo profesional como en lo humano. Me sentí como en casa desde el primer día gracias a la piña que desde mi tutora, pasando por los adjuntos hasta los residentes formaban en el CS. Desde el primer momento se aprecia el ambiente didáctico y el hecho de que toda la cartera de servicios de AP se pase en el centro fue un agradable descubrimiento, pues me permitió ver cuán variada es la labor que se realiza desde Primaria, y a día de hoy es otro de los aspectos que más valoro del centro.

Otro cantar fueron las guardias, ciertamente me sentí muy sobrepasado por la presión que se respira en ellas. Mi mayor reto y la clave de poder salir adelante (aun a día de hoy) fue, y sigue siendo: “tener paciencia conmigo mismo”. Porque creo que anticipar miedos (a no saber ayudar, a no dar la talla ante los adjuntos, a que los nervios no se vayan nunca,… y un largo etc.) fue, y sigue siendo mi talón de Aquiles en las guardias. En resumidas cuentas, en las guardias es fácil sentirse perdido y asustado en ese sentido, por ello creo que es vital recordar algunos consejos; me quedo con tres muy importantes: apoyarse en los CoR y R-Mayores (aunque creyese que no, muchos pasaban por mí misma situación y abrirme con los demás fue el alivio que necesitaba en más de una ocasión), coincidir con alguno de los grandísimos adjuntos que hay allí y aprovechar al máximo el tiempo que pasas bajo su ala (gracias a ellos he sido capaz incluso de “disfrutar” en más de una ocasión aunque fueran las 4:00 am) y por último, el antes citado “tener paciencia contigo mismo” (estas aprendiendo, recuérdalo, date tiempo para lograr objetivos y se realista con lo que puedes hacer a corto plazo, pero también ambicioso con lo que puedes lograr a largo).

Dicho esto, despido esta reflexión con un contundente mensaje que me intento repetir cada día: TU PUEDES CON ESTO, APRENDE TODO LO QUE PUEDAS E INTENTA DISFRUTAR CADA DIA (está en tu mano quedarte con lo bueno o lo malo de cada jornada).

ANIMO.

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