Licenciados en medicina “Y” familia
Soy médico residente y madre. Tuve a mi primer hijo siendo estudiante y a la segunda siendo residente. Muchos dijeron que sí me convertía en una buena madre, sería mal médico y viceversa. Hay persona que no entienden que la vida está llena de matices y que, con esfuerzo y tesón, puedes ser lo que quieras ser. Aunque no siempre es fácil.
Como yo, muchos combinan su pasión por la medicina con el amor a su familia. Personas a las que admiro, que me enseñan, cada día, que se puede ser un gran profesional y formar una preciosa familia. Os presento a algunas de ellas:
Inmaculada Aranda (MFyC. Una Hija de 15 años): MI TUTORA. Lo digo con orgullo. Me guía y ayuda en mi camino de aprendizaje. Además de ser buen médico es una excelente madre. Fue residente y madre. No tenía salientes de guardia para descansar. Su marido, enfermero y gran padre, llevaba a su hija al centro de salud y a las guardias de hospital para que pudiera darle el pecho. Estaba cansada, pero continúo creciendo como madre y médico al mismo tiempo.
Carmen Membiela (MFyC. Tres hijos de 13,14 y 17 años): Fue madre tras la residencia. Le encanta la medicina, pero tiene muy claro que existe una preferencia total por su familia ante su trabajo. Le resulta difícil la organización de los horarios al ser una familia de cinco. Las guardias no han sido una preocupación para ella ya que siempre ha contado con la ayuda de una gran persona con la que comparte su vida y un feliz matrimonio.
Esther Carrasco (R4 MFyC. Dos hijos de 10 y 13 años): Persona luchadora y valiente. Se mudó con sus 2 hijos a la cuidad donde está realizando la residencia, lejos de familia y amigos. Tiene que recurrir en bastantes ocasiones a una persona ajena que le ayude con sus hijos cuando ella está de guardia o ampliando su formación. Ha habido momentos muy duros en su vida. A pesar de ello, siempre tiene una sonrisa dibujada en la cara.
Salvador Jiménez (MFyC. Dos hijos de 7 y 9 años): Ha tenido la suerte de trabajar cerca de casa, al igual que su mujer, que trabaja de en horario de mañana. Gracias a esto, les ha sido fácil compaginar entradas y salidas del colegio con el trabajo. Recuerda que, al principio, era más complicado crecer como médico debido a la gran atención que requieren los niños cuando son tan pequeños, pero ahora le es más fácil organizar el tiempo que tiene para reciclarse como médico, dedicar tiempo a sus aficiones y seguir compartiendo momentos con sus hijos.
Cristina Samaniego Mariscal: (R3 MFyC. Una Hija de 2 años): Para ella es difícil compaginar las guardias ya que su pareja trabaja por turnos y no cuentan con la ayuda del resto de la familia, que vive en otra ciudad.
Como residente le dedica tiempo a la formación, cursos, realización de sesiones clínicas, estudiar, etc… todo ello fuera del horario laboral. La única forma en la que sale todo para delante es organizándose mucho. “¡En sincronizar relojes y revisar cuadrantes ya somos expertos, así que no nos va tan mal!” Comenta. Echa en falta la conciliación familiar con la vida laboral, sobre todo, lo hizo tras la baja maternal.
Son muchos más, muchísimos… médicos, enfermeros, auxiliares, celadores, administrativos… Tantos, que sería imposible nombrarles a todos. Algunos amigos, otros buenos compañeros, pero todos grandes profesionales a los que me ha encantado conocer (Antonio I, Juan R, Verónica P, M. Dolores M, Ana Mª J… ellos saben quienes son, pero me faltan líneas para todos sus nombres). Juntos componemos este sistema sanitario que poco a poco se va deteriorando por culpa de unos pocos, aunque no por ello olvidamos seguir luchando por él.
Me gustaría reflejar la opinión de otro sector, pilar fundamental de la sanidad, los enfermeros, que disponen de turnos diferentes a los nuestros y también hacen malabares para cuadrar esta difícil situación:
José Manuel Fernández (Enfermero. 2 Hijos de 1 y 6 años): Para él y su mujer (también enfermera) los horarios de los turnos así como su duración hacen que compaginarlo todo sea difícil. Tampoco ayudan los horarios de los colegios y/o guarderías, que muchos abren cuando empieza la jornada laboral. Encuentran el lado positivo gracias a la posibilidad de la reducción de jornada por guarda legal, que les permite trabajar menos (sin olvidar la consiguiente reducción del sueldo) para poder dedicarle más tiempo a la familia.
No es fácil, no. Aunque lo difícil no es tener una familia, es poder dedicarles el tiempo necesario o, al menos, el que nos gustaría. Aún así, seguiremos avanzando con esperanza y deseos de que, algún día, se consiga una verdadera conciliación familiar con la vida laboral.
Por cierto… he decidido ser, algún día, un GRAN MÉDICO y seguir siendo una BUENA MADRE (Si, lo soy, y lo sé porque lo veo cada día en la sonrisa de mis hijos).