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Ríete de los problemas

Casi una año ha pasado desde nuestra incorporación al mundo laboral como residentes de Medicina Familiar y Comunitaria. Son muchas las experiencias vividas en este corto periodo de tiempo, unas buenas y otras no tan buenas, cargadas de estrés y con falta de capacidad emocional para saber cómo manejarlas.


Soy Lola Ávila, residente del área de Osuna, y con este documento pretendo ofrecer una visión optimista y de “arranque emocional” a la hora de afrontar aquellas situaciones que nos puedan desbordar en nuestra vida laboral.


Desde mi incorporación como residente he notado la diferencia en cuanto al manejo de los pacientes en una consulta de Atención Primaria VS pacientes del área de urgencias. Es en esta última donde se unen varios factores como son el estrés, la carga laboral, la incertidumbre de no saber qué es lo próximo que entrará por la puerta de la consulta,… que hacen que en muchas ocasiones una guardia se pueda convertir en una de nuestras peores pesadillas.


Todo esto unido al tiempo de espera por el que tienen que pasar los pacientes para ser atendidos, pueden ser factores primordiales que hacen que lo que podría ser una buena entrevista clínica se convierta en una situación incómoda cargada de problemas.


En mi caso, se puede decir que ya he pasado en dos ocasiones por estas malas experiencias. En una de las ocasiones, todos los factores se unieron. La demanda laboral de pacientes ese día en Urgencias era inmensa, lo que hacía que el tiempo de demora para ser atendido fuese aun mayor. Me dispuse a llamar a una paciente por lumbalgia. En cuanto entró acompañada por su marido y su hija, los familiares empezaron a insultarme y a tacharme como mala profesional, solo por el tiempo de espera que llevaba la paciente en la sala de espera (el cual no superaba las dos horas). ¿Qué debemos hacer ante estas situaciones?:

  • En primer lugar nunca perder la calma, aunque los pacientes hablen con tono de voz alto y faltando el respeto, nunca nos podemos rebajar al mismo nivel. Somos profesionales, y debemos explicar que existe un triaje a partir del cual se clasifica la gravedad de la demanda clínica de cada paciente. Si yo no había llamado a esa paciente anteriormente, había sido porque estaba atendiendo a pacientes en peores situaciones.

  • En cuánto veamos qué una situación puede ser peligrosa y esté en juego nuestra integridad física, no podemos dudar en llamar al personal de seguridad.

  • Nos debemos apoyar en los compañeros que estén ese mismo día en la guardia. En mi caso, estaba rodeada de compañeros residentes que salieron de sus consultas para acudir a la mía y ayudarme, intentado solventar la situación y relajando a los familiares. Igualmente, los adjuntos me ayudaron mucho ese día, pues finalmente nos reunimos en otra consulta un adjunto, el marido de la paciente y yo para solucionar la situación.

  • Te das cuenta que en muchas ocasiones, por mucho que todos pongamos de nuestra parte e intentemos tratar a los demás con respeto y sin perder nunca “los papeles”, las personas no atienden a uso de razón. A pesar de la ayuda recibida ese día, cuando nos reunimos en la consulta aislada adjunto, familiar y yo, el familiar seguía faltándonos el respeto, repitiendo una y otra vez: “En Urgencias no hay ningún profesional, todos sois una panda de niñatos”.

La unión hace la fuerza, y viendo la imposibilidad de solucionar la situación, ofrecimos al familiar que si realmente no estaba cómodo en nuestro servicio, que por qué había acudido. Era libre de abandonar el Servicio cuando quisiese.


Para mí, ese día se puede decir que tuve una “mala guardia” pero creo que tarde o temprano todos vamos a pasar por una situación similar. Es necesario vivir este tipo de experiencias en nuestra vida laboral para aprender de nuestros errores y poder afrontar nuevas situaciones futuras. Son momentos duros, cargados de impotencia, de falta de capacidad de cómo afrontar esa situación, pero es en estos momentos cuando nos tenemos que apoyar los unos a los otros, reforzando el compañerismo.


Recuerda que como he comentado anteriormente, LA UNIÓN HACE LA FUERZA, déjate ayudar y ayuda a los demás cuando lo necesiten, y sobre todo APRENDE de estas situaciones, porque aunque somos médicos, no todo es medicina en nuestro trabajo, EMPATIZA con los que te rodean y tómate las cosas siempre desde un punto de vista optimista. De esta forma, disfrutarás incluso en los peores momentos.

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