Vocación y constancia.
Saludos a todos. Mi nombre es Pablo Otero, soy residente de MFyC, del Centro de Salud Mercedes Navarro en distrito Sevilla.
Os escribo para presentaros a mi tutora, Purificación Encina, o Puri, como le gusta que se le llame.
Muy atrás quedó ya su vida como estudiante en la Facultad de Medicina de Sevilla, una etapa que describe como preciosa, a la vez que dura, la cual pudo superar con éxito, según refiere, gracias a su constancia a la hora de estudiar.
No tuvo clara cuál sería la especialidad por la que se decantaría, aunque sí sabía que se sentía atraída por la clínica más que por lo quirúrgico u otras especialidades de laboratorio.
Finalmente, su vocación de servicio a los demás se hizo fuerte, y acabó decantándose por Medicina de Familia. Según ella misma me comenta, siempre se sintió insegura ante edades pediátricas, en cambio, sentía necesidad de servir a las personas mayores, a quienes veía en una situación de indefensión. Además, le gusta el trato y diálogo con los pacientes, nunca le gustó el hecho de referirse a una persona con expresiones como “la cama tal” o “la patología cual”. Por todo esto, descartó especialidades hospitalarias y se decantó por el contacto directo con sus pacientes, por la Medicina de Familia.
Siempre ha trabajado en el servicio de Urgencias, o bien, en Atención Primaria, donde encadena 32 años continuados trabajando.
Siempre le ha gustado la actividad docente, ya ejerciendo como médico de urgencias tutorizó a su primer residente. Más tarde en 2010, ya dedicándose a la Atención Primaria, fue tutora de una nueva residente, Marta, a la que tuve la oportunidad de conocer trabajando como adjunta, y que hizo que me diera cuenta de la calidad tanto médica como humana que es capaz de transmitir a sus residentes.

Preguntando a Puri qué es lo que más valora de su trabajo, me comenta que es, sin duda, el ser útil a sus pacientes proporcionándole conocimientos sobre su salud. La información que aportamos al paciente sobre su salud hace que relativice sus problemas y puede reconducir su opinión sobre su enfermedad, incluso haciendo ver que la medicina es una ayuda, pero nunca una solución para los problemas de la vida diaria. Asimismo, insiste en que es necesario más tiempo para el paciente como tal. Menos tiempo para el ordenador, objetivos o datos a cumplimentar y más para el paciente como persona, el cual debe ser el centro de la sanidad.
Describe su experiencia como tutora como fantástica, superándose día a día con una renovación constante de conocimientos, manteniéndose activa y actualizada.
Para concluir, me comenta que le encantaría acoger a un nuevo residente después de mí, aunque le cogería en puertas de jubilación y reconoce que es un fastidio para el residente tener que cambiar de tutor durante la residencia, no obstante… ¡bienvenidos!